Carpintero de mi tierra,
salteño trabajador,
que con el alma contenta
cualquier herramienta le rinde mejor.
Huelen a cedro sus manos,
Carpintero: ¡lindo oficio!
quien no lo quiere aprender,
déjeme maestro que cante
lo noble y fragante que hay en su taller.
Quiero ensamblar esta zamba,