Yo no sé si es la culpa o mi ego lo que ahora me obliga,
A contar lo que hice la noche del 6 de febrero.
No sé porque, pero ocurrió, yo estaba quemado,
Y agarré su cabeza y con fuerza la golpeé en el piso.
Desmayada ya ni se enteró cuando agarré el cuchillo,
Y se lo clavé en el corazón, en la garganta y en sus mejillas;
Las que yo supe besar con emoción febril
y ahora ya no existen más.
Su cuerpo muerto escondí en una biblioteca,
ya nadie lee en estos días.
Solo sobre la intro
Sr. Juez, yo me entrego no soporto más esta agonía,
Es tan simple el motivo por el cual no me encuentro preso,
Y es que yo, sigo libre porque ya nadie lee en estos días.