Cuando descubro la maravilla de ser
El que se esconde de madrugada en tu piel el que
vuelve cansado de recorrer la ciudad
Desesperadamente enamorado de tus ojos
Que a los míos acarician con cuidado
Tenaz, lo sé y también yo no sé
Mirame bien, mirame bien
Que la locura puede ser un ejercicio de amor
El precipicio donde se suicida el dios que está en mí
Y también está en ti
Mirame, mirame, mirame, mirame siempre
Mirame tú morena mía de mi Cartagena
Óyeme, óyeme