Uno nunca entiende que los hijos parten
a vivir la vida a buscar la flor.
Que ellos necesitan desplegar las alas
recorrer un largo camino hacia el sol.
Uno nunca entiende que los hijos tienen
una vida nueva y nosotros no.
Que vamos llegando al final del tiempo
y ellos son retoño, principio y canción.
Uno nunca entiende que ellos se equivocan
para ver los tiempos que les da el error
que ellos son nosotros con los pocos años
que una vez tuvimos y el mismo fervor.
Uno nunca entiende porque hablan tan alto
o porque discuten con tanta pasión.
Uno no comprende que la vida empuja,
ellos buscan metas, nosotros un sillón.
Uno nunca entiende que la casa de ellos
no es la casa nuestra tiene otro color.
Que los nietos nuestros son los hijos de ellos
y que ellos construyen su propio andador
Uno nunca entiende que aunque equivocados
y aunque se lastimen tienen su razón,
que también creímos que sabíamos todo
y después la vida nos dijo que no.