Cuando pienso que yo no valgo nada,
cuando queda un segundo para huir,
cuando veo cien mil puertas cerradas,
las luces apagadas y que vienen a por mí.
Cuando rozo mi parte más lejana,
cuando brilla la mierda en mi jardín,
cuando dejo al miedo que acompaña,
tejer telas de araña, me empiezo a destruir.
Yo te esperaré cuando se apague el sol,
para que grites mi nombre susurrándomelo.
Y me abrazaré a tu revolución,
la que siempre me salva, la que tiene el valor.
Cuando el negro gana a la luz del alba,
cuando invento que me voy a morir,
cuando tiemblo por esta ansiedad que manda,
que arruina, me desgasta y me llega a consumir.
Yo te esperaré cuando se apague el sol…
Agujero que naces en mi alma,
que revientas y que me haces sufrir,
que me elevas, que agarras mi garganta,
retuerces la esperanza, me obligas a vivir.