Cuando el viento norte del último soplo
Barriendo la playa atardeciendo el mar
Y todo el universo, viéndote, mujer
Se sienta indefenso en su terco carrusel
Los marineros locos, los náufragos de todo
Levantarán sus copas siempre por última vez
Y será el momento de vengar la muerte
Amante sin suerte viuda quien sabe de quien
Me volví un extraño, me corrí al exilio
Inventé un delirio en la oscuridad
Recorrí una celda que no me quería
Y en la despedida ni pude llorar
Me volví tan solo, para darle pena
Me abracé a la hoguera de la irrealidad
Me perdí en los años, me olvidé quien era
Me aturdí en la espera y volví a empezar
Me quedé en la aduana de un olvido fácil
El final del viaje me encontró en la barra
A72
Que no fueron pocas, si alcancé a brindar
Por todas las cosas, que perdí por irme
A la tierra firme que hoy es dulce mar
Me morí en gateras y hoy lo que más quise
Se cansó de herirme y me dejó en paz
Cantando en la azotea de un castillo de cartas que no llegan
Laberinto de tristezas de donde no sale nadie
Corazón de una guitarra abandonada
En el mismo si bemol de la canción que mas cuidabas
Y ahora nada más que ir una y mil veces
Al jardín en donde crecen esas flores que marchitan en los libros
Escondidas en delirios de palabras apretadas recordando
Algún verano como único pasado para quedarse con ellas para siempre
Para no volverse solo de perderse
Me entregué sin cargo, a la noche eterna
Que enseña sus piernas a los que están mal
Bajo la cornisa de sus tacos altos
Me curé de tanto que valió rodar y rodar y rodar
Ojalá pudiera recordar su nombre
Para no nombrarla casi nunca más
Salvo cuando tenga que rendir los años
El último día antes de zarpar