Duermen en mi jardín las blancas azucenas, los nardos y las rosas,
mi alma, muy triste y pesarosa, a las flores quiere ocultar
su amargo dolor.
Yo no quiero que las flores sepan, los tormentos que me da la vida,
si supieran lo que estoy sufriendo, de pena morirían también.
Silencio, que están durmiendo los nardos y las azucenas,
no quiero que sepan mis penas, porque si me ven llorando morirán.