Es que no puede ser no más casualidad
el día azul que yo creí para los dos.
Nunca pasar haciendo nada sin hacer,
pasaba yo detrás del sol y una mujer,
y así se vio que nunca manchas vi crecer
haciendo flor de lo que fuera para hacer.
Así pasó que yo afeité al diablo y qué,
tengo ceniza ya marcada en tu frente.
Entonces nunca vi pasar al que se fue,
y quién creyó que yo no sé mentir mejor,
para vivir quién sabe cuánto cuesta hablar,
sin encontrar a veces lo que está detrás
y está en mí creer que nunca así será.
Cerré la puerta y partí para vivir,
mi calavera contra el polvo fue feliz.
Yo ya sabía cómo era ir por ti,
yo ya sabía cómo era ir por ti.
Creía yo que siempre había un reloj,
oí goteras que caían desde el sol,
rompí la flor, pasé y creí que una mujer,
y nunca vi hacer las cosas como yo.
Tan mal, porque pasado siempre fue pasar
la calle gris, el día mío; cómo estás.
Y es que ahora va como miradas bajo el sol
a flor del pecho de quebrar nunca jamás.
Así soy yo pasado, como pasará
detrás de una calle tuya sin parar.
Ya inventaré lo que seré cuando sea ayer
porque mañana nadie sabe si estará,
igual que hoy ya la guitarra sin cuerdas
marcan con pétalo la Biblia en la mitad.
Si morderé, si te daré así no más,
las calaveras que se cuelgan de pared,
las calaveras que se cuelgan de pared,
las calaveras que se cuelgan de pared.