De mi tierra ya he aprendido
a sentir que vibro
con un amor.
En su grito legendario
creciendo voy,
hay de algarrobas dulces
se llenan mi alma y mi corazón.
En la siesta hay mas changuitos
Aquí es donde soy feliz
la magia ya habita en mi.
Despiertan los coyuyales,
grita el crespín.
Curte el sol el cuero
del santiagueño, castiga
y se hecha a reir.
De rituales muy antiguos