Veinte años vivieron el uno junto al otro,
veinte años de cardo de cereal y de trilla,
la rueda del molino, acompasaba las horas
y el invierno dormia en la hiedra amarilla.
El cuidaba de todo, con prudencia callada,
En inviernos atroces, en veranos soleados,
durante veinte años, se hicieron compañia,
nunca se preguntó, si la habia querido,
que son esas palabras, estaba y la tenia.
INTER
El no necesitaba noción mas detallada,
que conocer su nombre, y el nombre lo sabia,
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