Hice caer el cielo, rompí todos los vientos,
hice llorar sólo con un puño loco.
Hice hablar al mundo, latir su corazón,
Si estuviera acá, con campanas soñaría.
Requiem para un luchador callejero.
Fui un mago más, piedra dura de romper,
fui el rey del club de lo oscuro.
Soy eterno, un hijo más,
de este credo popular, quizá un tonto.
Soy leyenda y por lo tanto,
siempre estaré saltando, como un mono.
Aunque tape la humedad de la pared de un viejo bar,
nunca mi sonrisa se despintará del todo.
siempre estaré saltando como un mono.