Con mi ponchito celeste,
celeste como tus ojos,
yo pienso en tus labios rojos
como tu vincha punzó.
En tanto mi zaino oscuro
va llevándome al tranquito
hasta tu tibio nidito
del pueblo de Ituzaingó.
II
Poncho celeste, vincha punzó,
aunque distintos siempre serán,
los dos colores se fundirán
por el milagro de nuestro amor.
Y en la ternura de un beso en flor
nuestras dos almas se encontrarán
y mil calandrias nos cantarán
poncho celeste, vincha punzó.
I