La vida en su eterno rodar
me hizo comprender que mucho te quiero
y a fuerza de tanto ambular
sé que tu querer es el verdadero.
En tus grandes ojos yo ví
esperanza y fe, luz en mi camino
y en el corazón presentí
que lo que anhelé me daba el destino.
II
Tu cariño ambicionado
llegó a mí sensiblemente
y te amó fervientemente
mi transido corazón.
Es tus brazos yo he encontrado
la ternura que acariciaba
la tranquilidad soñada
y te amé con devoción.
I