La primera vez que el viento
paseó con alegría,
San Gabriel aterrizó
al lado de una chiquilla.
Y tan guapa la encontró
que le dijo ¡Ave, María!
Si tu alma es como tu cara
Dios deja el cielo enseguida
A Miriam le sonrojó
Buscamos la paz, tú lo sabes Miriam,
estamos sin luz, eres nuestra guía.