Mirame, Señor, no soy digno de que entres
en mi casa
Hablamé, Señor, tu palabra bastará para
sanarme
Sanamé, Señor, tu conoces cuantas luchas
yo libre
Quiero dar a luz el misterio que descansa en
mi interior.
De tu cuerpo brota sangre y agua viva,
Vas cayendo suavemente en mi interior
Te recibo con asombro y me conmuevo,
Cristo Vivo.
Dios está presente, en mi pobre corazón.
Miramé, Señor, yo no sé confiar en medio de tormentas