Me acostumbré a tenerte
perdida entre mis sueños;
me acostumbré a estar solo,
besando tu recuerdo.
Me acostumbré a mis cosas,
que un día fueron nuestras,
me acostumbré a esperarte
con mi ventana abierta.
Me acostumbré a tenerte,
que no estuvieras lejos,
a sentirte en mi cama
y a jugar con tu pelo.
Lo que corre por mis venas
te lo dejo en un poema,
para que en cualquier momento leas.
Lo que corre por mis venas
te lo dejo en un poema,
para que en cualquier momento leas.
Me acostumbré a ser libre,
como lo son los vientos,
me acostumbré a ese loco
que vive en mi espejo.
Si me senté a escribirte,
como otras muchas veces,
será porque a olvidarte,
tal vez no me acostumbré.
Lo que corre por mis venas
te lo dejo en un poema,
para que en cualquier momento leas.
Lo que corre por mis venas
te lo dejo en un poema,
para que en cualquier momento leas.