Ha entrado ya la luz al cuarto,
ha entrado ya la luz al cuarto.
Busco las sombras de mi cuerpo
entre las sabanas sudadas donde yazco.
He decidido abolir al tiempo en los relojes
cansado de escrutarme la lengua ante el espejo.
Afuera escucho la inexorable maquina del mundo,
Y funcionarios del caos se hacen con la calle,
en la gran ciudad del odio y el silencio.