He pasado el día preparando el corazón
para cuando suene el timbre de la puerta.
Sin embargo, desde las nueve cincuenta y tres,
me golpea las costillas reclamando de inmediato tu presencia.
A la hora del timbre por la mirilla se ven
Saldrán a su encuentro mis orejas y mi nariz
y mis ojos ansiosos y el corazón consentido
y mi mano izquierda decidida a investigar
los ojales y los botones de tu vestido. 2x
A la hora del timbre con caricias y café
para tu ausencia