Sabes algo, mi querido amigo
te he llorado, tanto que no he dormido
luna negra, mi único testigo
de los sueños, sueños repetidos.
Entregar tanta soledad, mata a cualquiera
es bueno saberlo
y aunque sé, no hay maldad alguna
más que la infortuna, de no saber que hacer
Las horas pasan, y ni nos damos cuenta
y las heridas, finalizan de sangrar
pero aquellos días, nunca, nunca volverán.
nunca, nunca volverán