Quizás fue un sueño o un deseo
que no podrá ser realidad.
Quinientos años de proscripciones de soledad y mediocridad.
Los intereses de los poderosos
y sus ansias de expansión
alimentaron la bronca nativa
que sufrió su propio fervor.
La ira del arrebatado
No es un sueño ni un deseo
es la triste realidad