Estaba el diablo mal parado en la esquina de mi barrio
ahi donde dobla el viento y se cruzan los atajos.
Al lado de él estaba la muerte,
con una botella en la mano
me miraban de reojo y se reían por lo bajo.
Y yo que esperaba no sé a quién,
Cuántas veces se habrá escapado,
como laucha por tirante
y esta noche que no cuesta nada, ni siquiera fatigarme,