Frente a un mar de luz, de trigo y miel es un milagro
todo el paisaje pintándose. Lejos del dolor, la adversidad
un paraíso donde termina la soledad.
Esperando el alba seremos dos con el río manso en el corazón
abrigándonos en la brisa tibia que llega al alma anunciando el sol.
Esperando el alba seremos dos solos frente al mundo, hasta el final
caminamos juntos y ahora somos eternidad.
Llegarás a mí, te abrazaré, agradecido, me has bendecido
con tu existir. Que dirán de Dios, al descubrir
que ha permitido, que un ángel viva sólo para mí.
Esperando el alba seremos dos solos frente al mundo, hasta el final
caminamos juntos y ahora somos eternidad.