De los cerros me vine al llano
con mis cuecas y mis tonadas
y la serenata que allá, en el pago,
cantaba alegre de madrugada.
Y cantando seguí mi vida,
Esperame, donosa,
que he'i volver a Mendoza,
para que la vida feliz pasemos
y la miremos color de rosa
Y la de los cerros, la más hermosa,
por eso vuelvo a Mendoza.
los hilos de plata que van bajando