Aún recuerdo
el instante
Cuando los dos quedamos impactados
- Y yo, desorientado -
Y para llegar hasta tu mesa
necesité regar las praderas
que miraban hacia el poniente
donde brotaran las gramillas
que treparan a tu silla. Y a tu corazón
Desde allí, juntos
fuimos entendiendo que los llanos
Y nos propusimos
hacer de nuestra vida un diciembre permanente
donde los tilos se adueñaran de nuestros sentidos
Ése sería desde entonces nuestro abrigo - dijimos
Y todo se cumplió
Y nos propusimos
hacer de nuestra vida un verano permanente
lleno de frutos cargados de jugos
Ése sería desde entonces nuestro abrigo - dijimos