La lluvia y el viento eran dos hermanos
corriendo furiosos, por el terraplén,
y en un banco obscuro, mojado y mugriento
él se acomodaba, su uniforme gris.
El viejo Matías, duerme en cualquier parte,
un fantasma errante le toca la piel
La lluvia y el viento eran dos hermanos
corriendo furiosos, por el terraplén,
y en un banco obscuro, mojado y mugriento
él se acomodaba, su uniforme gris.
El viejo Matías, duerme en cualquier parte,
un fantasma errante le toca la piel