Tengo los muertos todos aquí, ¿quién quiere que se los muestre?
Unos hincados, otros de pie; todos muertos para siempre.
Elija usted en cuál de to-das ellas se puso a pensar.
Tengo los llantos todos aquí cómo una llovizna fría.
¿Cuál es la mueca que le irá, la de su espejo, la mía?
Elija usted en cuál de éstas muertes se puso a llorar.
Yo crecí con sonrisas de casa, cielos claros y verde el jardín,
y ¿qué estoy haciendo acá en esta calle con hambre?
¿Cuántas veces tendré que morir pa-ra ser siempre yo,
y no ese que duerme tranquilo después de asesinar sin saber,
y ríe en su casa con el cuerpo limpio de muerte,
solo con su propia muerte, pequeña, trivial, en su espalda.
Bailen las viudas, vuelen los velos negros al infinito.
Caigan las balas sanas aquí, que las otras se hagan gritos.
Algo anda mal, señor, ¿qué es eso rojo en su pantalón?