Qué difícil es la vida cuando existe incertidumbre,
y qué feo sabe la muerte cuando se hace por costumbre.
Hasta mi cuerpo arribaron visitas inesperadas,
una se quedó conmigo, las otras iban de pasada.
Unas caras con asombro, y otras más desfiguradas,
el doctor viene en camino, de seguro ya no tarda.
La esperanza seguía viva, pero la sangre me abandonaba.
Preguntaba por mi estado, pero nadie contestaba.
Con la mirada hacia el techo y una movilidad nula,
la ansiedad y el desespero con el miedo se acumula.