Señor, el huerto aquel donde Tú rezabas
Con gran dolor, se transformó.
Ha dado frutos, ha dado amor,
Pues Tú lo regaste con el sudor
Que te provocó el peso del pecado,
Hasta dejarte a Ti desangrado,
Y así tu muerte había comenzado
Para salvar a la humanidad.
Y al mismo hombre que te ha matado,
Para que nazca tu gran verdad.
Señor, que día a día te traicionamos,