Era una noche de esas lluviosa, oscura y fría,
de huracanado viento horrible de verdad,
en horas avanzadas cuando a mi hogar volvía
me encontré a un pobre niño que en un portal dormía,
era una noche de esas de horrible tempestad.
De pronto estalla un trueno y al resplandor de un rayo
que iluminó un momento aquella oscuridad´,
mis ojos observaron en aquel breve escampo
el rostro de aquel niño, tan blanco como un lampo,
aquel era el espectro de la mendicidad.
Quien eres, donde vives dime: ¿te has extraviado?
la noche es tan horrible no puede haberla peor;
Esas se llaman madres, madres sin corazón.