Era como el canto del cardenal, que se marchó en invierno
y me quedé tirado sólo en un rincón, y me emborraché
Desde el largo sueño de tu maldición, cabe la fe, lloré el temor
y volví hacia el viejo puerto del alcohol y me emborraché
Y morí en las manos,
de todos los santos y en mi embriagués veo los barcos en el puerto,
una vez más sin el viento, con el color de las sirenas en el mar, me emborraché
Cargo con la culpa de mi propio error, maté a mi amor y me condenó
hacia el bajo fondo de la perdición y me emborraché
Y morí en las manos,
De todos los santos y en mi embriagués veo los barcos en el puerto,
una vez más sin el viento, con el color de las sirenas en el mar, me emborraché
con el color de las sirenas en el mar, me emborraché