Dijo de mí, que entibió mi lecho
helado de ausencia vacante y maltrecho
Dijo de mí que no dije nada
cuando en un impulso me instaló en su alma.
Pero nunca dijo que buscaba amparo
cuando derrumbada por un desengaño
encontró refugio en mis pobres brazos
y empapó mi pecho con su largo llanto
Pero nunca dijo que llegó penando
que sus orfandades se fueron poblando
de ilusiones nuevas y de un nuevo canto
que desvanecieron antiguos quebrantos.
Dijo de mí, que no la miraba
como si ella fuera poco más que nada
Dijo de mí, que la malquería
y no se dio cuenta ¡lo que yo sentía!
me miré al espejo y me vi llora----ndo.