Ayer pasé por tu vereda,
tu puerta estaba abierta
y en el fondo te vi;
mis ojos sollozaron de pena,
recordando lo buena
que fuiste para mí.
Seguí, paso a paso a la esquina,
allí en esa cantina
con tragos me embriagué,
creía así olvidar mis penas
bebiendo copas llenas
de tí más me acordé.
No puedo, te juro que no puedo
soportar este llanto,
mientras más te recuerdo
más hondo es mi quebranto.
Ni los tragos de licor
se apiadan del dolor
que hay en mi pecho.
Ya quisiera descansar,
te trato de olvidar,
pero no puedo.
Ya quisiera descansar,
te trato de olvidar,
y más te quiero.
Una de las más geniales composiciones en la magnífica voz