Había que herir de muerte a la ignorancia,
sombra feroz, veneno del pasado,
abrirle brecha, camino a las verdades,
y hacer a las ciudades abrazarse a los campos.
Había que ir cambiando las distancias,
sembrar de letras todo nuestro horizonte,
para poder matar a la miseria
con el arma de guerra del lápiz compañero,
para poder salir del agujero,
y descorrer los velos para asumir las ciencias.
Patria, mira tus hijos, cómo van,
míralos subir cuestas, cruzar ríos, cómo van,
míralos ensancharse el sentimiento, cómo van,
se hacen maestros, y adonde haya que ir se van.
Fueron cien mil palomas mensajeras,
fueron cien mil faroles en la noche,
fueron cien mil que enseñando aprendieron
a amar aún más el verdadero valor de su bandera,
fueron cien mil, ganaron la partida,
y cargaron sus mochilas de una conciencia nueva.