Comencé al amanecer
y seguí así hasta que el sol huyó.
Días después, aún no sé
si conseguí escribir una canción de amor.
"Madre, ¿ha acabado la guerra?"
"No, hijo, no, y seguirá
mucho después de que mueras."
Creí haberme encontrado
y estaba aún más perdido.
Comencé a cojear cual chucho malherido.
Y atenté contra ti,
traicioné a mi familia.
Fui un periódico con
sólo malas noticias.
Jamás te culparía,
yo también me hubiera ido.
¿Por qué no abandonar
a un chucho malherido?
Así que fui a mi iglesia a rezar.
(Nacho silba)
Y quiero que sepas
que no es la mala vida
la que me mata.
Que no, que es la vida entera.
Toda, toda, toda ella.
Y el día de mi funeral,
si acuden mis amantes,
diles que por una vez
se pongan algo elegante.
Que un mínimo decoro
es lo único que pido
para el triste final del chucho malherido.
Y si dejo deudas di que
las anoten en la arena.
La marea sabrá
liquidar todas ellas.
Me tomaron por humano,
qué más da, si el olvido
no entiende de hombres ni de chuchos malheridos.
Los años pasarán,
tú me habrás olvidado.
Aunque si fuera por mí,
ojalá de vez en cuando
recuerdes lo muchísimo
que en vida te ha querido
cierto chucho torpe, tonto y malherido.
Porque él te ha querido.
Sí, él te ha querido.
¡Él te ha querido!