Bajo el naranjo, con mi guaina,
aquella noche lo pasaba
y su trompita le hociqueaba
entusiasmado por el amor.
Y de repente mi guainita
"Chaaaaque Rosendo", gritó mi guaina.
Llegó la mama de sopetón.
"Guarda Rosendo", con el garrote,
largate al trote que va a ser mejor.
"Chaque Rosendo, por tu cabeza
mi mamá empieza no va a aflojar,
guarda el chiquero y el alambrado,
tené cuidado al disparar.
Fue un poco tarde la advertencia.