La frágil aurora de un melómano mortal
Se escurre despacio y melancólico, quizás,
Llorar, morder, gritar y desangrar la sed de soledad.
La muerte está enamorada de mí.
Inviernos desenfrenados acariciándome están,
Y en un funeral el llanto resistiendo hasta el final.
Dejar mi tiempo en una imagen de papel
Hundido en un instante, inolvidable tal vez.
Y el suspenso de las lágrimas dejó
La devoción perdida en el sudor invisible de tu voz,
Que me vela y duerme.
Y en un hueco la distancia nos pintó
Cicatrices de resurrección,
Recogiendo mi alma del temor,
Dejando cenizas de dolor.
Delirios invertebrados paralizan mi pensar
Bebiendo imaginaciones de la eterna oscuridad.
Y en un hueco la distancia nos pintó
Cicatrices de resurrección,
Recogiendo mi alma del temor,
Dejando cenizas de dolor