Querido amigo la tarde se va acostando en el río
y tirado en las arenas te escribo este chamamé
y así del norte llevarte hasta el sur de tus desvelos
todas las cosas que el viento me trae de Santa Fe.
Sabrás que allá en nuestros pagos donde andabas la canoa
toda la gente te extraña y ansiosa te quiere ver
y que mira aguas abajo por si algún día decides
desandando el viejo cauce a estos parajes volver.
Y miro las aguas del río que un día
los indios llamaron 'pariente del mar'
y el monte que en vano se tira en su cauce
como una jangada que quiere bogar.
Y pienso en aquellos humildes isleños
que cruzan y vuelven desde Santa Fe
o en aquellos otros que lejos se fueron
y sólo regresan en un chamamé.
El cielo azul que se quedó
anclado en el jacarandá
sueña en un viaje que no fue
y en la rivera por siempre estará.
Aquella lluvia de color
que pinta el verde saucedal
dice si tardas en volver
sueñas de noche con tu litoral.
También el viento que llega del norte santafesino