Llegó la hora de dar las gracias
a quien corresponda, decirle adiós
a las morenas de caderas anchas,
las rubias tristes de menta y limón.
A las muchachas en primavera,
¡Qué mi alma sea
la barca adentrándose al mar!
¡Qué sean sus velas
disueltas por el temporal!
EST
Guiñad el ojo a una chica bella
y perdonad a este pecador,
o perdonad a las chicas bellas,
guiñad el ojo a este pecador.
Al darle pechos a las mujeres