En mis pagos hay un árbol
que del olvido le llaman
donde van a despenarse, vidalitay,
los moribundos del alma.
Para no pensar en vos
bajo el árbol del olvido
Al despertar de ese sueño
pensaba en vos otra vez,
pues me olvidé de olvidarte, vidalitáy,
en cuantito me acosté.