¡Barrio de Belgrano! ¡Caserón de tejas!
¿Te acordás, hermana, de las tibias noches sobre la vereda?
¿Cuando un tren cercano nos dejaba viejas,
raras añoranzas bajo la templanza suave del rosal?
¡Todo fue tan simple! ¡Claro como el cielo!
¡Bueno como el cuento que en las dulces siestas nos contó el abuelo!
Cuando en el pianito de la sala oscura
sangraba la pura ternura de un vals.
¡Revivió! ¡Revivió! En las voces dormidas del piano,
y al conjuro sutil de tu mano, el faldón del abuelo vendrá
¡Llámalo! ¡Llámalo! Viviremos el cuento lejano
que en aquel caserón de Belgrano venciendo al arcano nos llama mamá.
Tu sonrisa, hermano, cobijó mi duelo,
y como en el cuento que en las dulces siestas nos contó el abuelo,
tornará el pianito de la sala oscura
a sangrar la pura ternura del vals
¡Revivió! ¡Revivió! En las voces dormidas del piano,
y al conjuro sutil de tu mano el faldón del abuelo vendrá
¡Llamalo! ¡Llamalo! Viviremos el cuento lejano
que en aquel caserón de Belgrano venciendo al arcano nos llama mamá.
¡Barrio de Belgrano!