Hoy las aves del destino vuelan raso en el Edén,
y tienen miedo a posarse en las ramas secas de la piel.
No recuerdan ya el camino que de abstracto es casi cruel,
ya no rozan lo divino, desde el cielo no todo se puede ver.
Una vez muerto el deseo, quedan los huesos, el amor,
y las aves del destino comienzan su migración.
Vuelan buscando alimento, sexo, drogas, rock and roll,
pero seguirán huyendo y hasta que vuelen adentro, serán aves de paso.
Hoy las aves del destino de migrar son sin saber,
más propensas al hastió y a volar más raso cada vez.
No recuerdan ya el camino que de abstracto es casi cruel,
ya no rozan lo divino, desde el cielo no todo se puede ver.
Una vez muerto el deseo, quedan los huesos, el amor,
y las aves del destino comienzan su migración.
Vuelan buscando alimento, sexo, drogas, rock and roll,
pero seguirán huyendo y hasta que vuelen adentro, serán aves de paso.
Se desangran los poetas, acusan de sedición,
y tachan de analfabetas las palabras, que desdicen el amor,
no se cruzan los caminos que no tienen dirección.
Una vez muerto el deseo, quedan los huesos, el amor,
y las aves del destino comienzan su migración.
Vuelan buscando alimento, sexo, drogas, rock and roll,
pero seguirán huyendo y hasta que vuelen adentro, serán aves de paso.