Cruzando el mar
por vez primera yo me vi,
para ir a La Habana a buscar
el amor que perdí.
Un bergantín
que con rumbo se dirigió
a la patria querida del bien
que mi pecho añoró.
Era una asturianina
más hechicera que un serafín.
Yo no he visto en el mundo
cosa más bella que aquel rubí.
Dando un beso amoroso
cogió una rosa y vino hacia mí,
vino hacia mí llorando
y me dio un beso, beso de amor.
Y en un velero
yo me embarqué,
porque a mi Asturias
yo he de volver.
Y hasta la muerte
feliz seré,
porque a mi Asturias,
porque a mi Asturias,
yo he de volver.