contento como un chirigüe,
pero allá se me murió.
Primero perdí las plumas
me dije: «mejor habita
en su concha el caracol,
o a la sombra de las leyes
las hileras de mujeres
frente al único pilón,
cada una con su balde
veinte artículos no cuentan
la rebaja de rigor.
Con la canasta vacía
Sin embargo, van y vienen
las botellas de licor.
Claro que no son del pobre,
aunque donde habita gente
la muerte es mucho mayor.
Enterraron la justicia
digo que esto pasa en Chuqui,
pero en Santa Juana es peor.
El minero ya no sabe
con que pintan la noticia
cuando el pobre dice «no».
Abajo, la noche oscura,