Al azar te cruzaste en mi vida
y de verte me quedé prendado
cual si fuera un deseo añorado
que de pronto llegaba a mi ser.
De repente el anhelo explosivo
de lograr tu respuesta amorosa
concretar la pasión armoniosa
conjugados en dicha y placer.
II
Solo por antojo
te tengo en mi mente
y ese mismo antojo
se hizo carne en mí.
El brillo en tus ojos
de luz refulgente
obró dulcemente
loco frenesí.
II