Donde están esas palabras
que con tanto amor juraste,
nunca de mi apartarte
aunque lo quiera el destino.
Y en mi andar de peregrino
de la dicha prometida,
tengo el alma ya vencida
y el corazón en pedazos.
II
Recuerdo el triste fracaso
con que invocaré al destino
y por tu cruel desatino
vivo cargando mi cruz.
Hoy ya no tengo la luz
del alma y los sentidos,
pues todo ya lo he perdido
en aras de nuestro amor.
I (repite)