Las baldosas que hay en nuestro descansillo saben lo que follamos,
empezamos enroscando algún tornillo y se nos fue de las manos,
Al culo de una lombriz nos metimos a dormir mientras afuera todo se derrumbaba y
allí, nos fuimos tachando un abril y otro abril,
y aunque sólo quedan bicho aún recuerda que se nos vio el plumero