Adiós mi península hermosa,
adiós que el deber me llama,
adiós que me voy a la Habana
a luchar, a luchar por la nación.
Y desde allí jamás olvidaré
A A prenda querida que en España dejé.
Si acaso vuelvo Dios será testigo
que su marido juro yo que he de ser.
Adiós mi península hermosa,
adiós que el deber me llama,
adiós que me voy a la Habana
a luchar, a luchar por la nación.
Si muero allí, madre, consuélate
que si un día he luchado fue por obligación.
Y ante un sepulcro arrodillada,
madre adorada, rézame una oración.