Siglo veintiuno sin Discepolín,
el alma en ayuno cuelga de un piolín.
Siglo veintiuno mundos que busqué,
no quedó ninguno, la ilusión ya fue.
Ya fue el orgullo, ya fue la decencia,
como la inocencia de querer jugar
tan sólo por la camiseta.
Ya fue volar detrás de la esperanza
y ya fue la confianza y nada vale más
que al jefe le cierren las cuentas.
Como una flor que pierde su fragancia
si no da ganancia lo que yo soñé
no existe, no sirve ya fue.
Siglo veintiuno sin Discepolín,