Y si un día tú regresas
se abrirán las avenidas
y mil voces te darán la bienveni-da.
Habrá flores en las piedras
y campanas en tu pieza
repicando la alegría que hay en mí.
Y quizás habrá una luna en tu jardín
y una alfombra de tu casa hasta París
Si algún día tú regresas
no habrá más sauces llorando
ni tormentas anunciándonos el fin.
Y si un día tú regresas
no habrá espinas en mis manos
ni montañas separando nuestro cuer-pos.
No habrá dedos indicando
ni paredes escuchando
ni fusiles apuntando contra mí.
Y quizás habrá una estatua para ti
esculpida por las manos de David.
Y si un día tú regresas
habrá un sol sobre la mesa
iluminando los momentos junto a mí.
Y si un día tú regresas
se abrirán las avenidas
y mil voces te darán la bienveni-da.
Habrá flores en las piedras
y campanas en tu pieza
repicando la alegría que hay en mí.
Si algún día