Cuando me vaya para siempre de este mundo;
al alejarme de mis seres tan queridos.
Sólo un deseo al Dios supremo, yo le pido,
un imposible pero sé que es tan profundo.
Que se transforme en un árbol mi alma entera,
para que en días calurosos de verano,
bajo mi sombra descansen mis paisanos;
como una posta que me ocupe quien lo quiera.
Que los gurises con la ronda me cercaran,
y los que se aman cumpliendo una promesa,
dejen sus nombres cual recuerdo en mi corteza,
aunque me duela, con cuchillo me tallaran.
Y cuando troce mi madera un carpintero;
que en vez de muebles se dedique a hacer guitarras,
para estar junto a mis amigos en las farras
con acordeonas y un rasguear chamamecero